CBT. No. 2 ING. JUAN CELADA SALMÓN,
LERMA
EL
SUICIDA
(RELATO:
TEXTO ORIGINAL)
POR:
FRANCO VAZQUEZ JAQUELINEE TERESA
LECTURA, EXPRESIÓN ORAL Y ESCRITA
MTRO. MARTIMIANO CALZADA MEDINA
GRADO:
PRIMERO GRUPO: C
II
TÉCNICO EN INFORMÁTICA
CICLO ESCOLAR 2017 -2018
2 DE NOVIEMBRE 2017.
EL
SUICIDA
Enrique Anderson Imbert
Al pie de la Biblia abierta -donde estaba
señalado en rojo el versículo que lo explicaría todo- alineó las cartas: a su
mujer, al juez, a los amigos. Después bebió el veneno y se acostó. Nada. A la
hora se levantó y miró el frasco. Sí, era el veneno. ¡Estaba tan seguro!
Recargó la dosis y bebió otro vaso. Se acostó de nuevo. Otra hora. No moría.
Entonces disparó su revólver contra la sien. ¿Qué broma era ésa? Alguien -¿pero
quién, cuándo?- alguien le había cambiado el veneno por agua, las balas por
cartuchos de fogueo. Disparó contra la sien las otras cuatro balas. Inútil.
Cerró la Biblia, recogió las cartas y salió del cuarto en momentos en que el
dueño del hotel, mucamos y curiosos acudían alarmados por el estruendo de los
cinco estampidos. Al llegar a su casa se encontró con su mujer envenenada y con
sus cinco hijos en el suelo, cada uno con un balazo en la sien. Tomó el
cuchillo de la cocina, se desnudó el vientre y se fue dando cuchilladas. La
hoja se hundía en las carnes blandas y luego salía limpia como del agua. Las
carnes recobraban su licitud como el agua después que le pesca el pez. Se
derramó nafta en la ropa y los fósforos se apagaban chirriando. Corrió hacia el
balcón y antes de tirarse pudo ver en la calle el tendal de hombres y mujeres
desangrándose por los vientres acuchillados, entre las llamas de la ciudad
incendiada.
FIN
CBT. No. 2 ING. JUAN CELADA SALMÓN,
LERMA
LA
TRISTE HISTORIA
(RELATO: TEXTO CREADO POR EL ALUMNO)
POR:
FRANCO VAZQUEZ JAQUELINEE TERESA
LECTURA, EXPRESION ORAL Y ESCRITA
MTRO. MARTIMIANO CALZADA MEDINA
GRADO:
PRIMERO GRUPO: C
II
TÉCNICO EN INFORMÁTICA
CICLO ESCOLAR 2017 -2018
2 DE NOVIEMBRE 2017.
LA
TRISTE HISTORIA
Aquella tarde con un libro abierto, la mirada
perdida, tratando de desahogar mi sentir visualicé un frasco, aquel que
acabaría con mi tormento, creí estar segura de lo que hacía, por lo tanto me
decidí a beberlo.
Al transcurrir el tiempo, no surgió ningún
efecto, el intento de morir fue en vano, ya que alguien había sustituido el
líquido, entonces me dirigí a la biblioteca, tomé el arma y disparé.
Al abrir la puerta vi en el piso aquella escena difícil de
describir, no podía creerlo, el llanto de mis hijos que lamentaban la muerte de
su madre y el cuerpo ensangrentado eliminaron mi cansancio, corrí, la abracé y
le di un beso de despedida. Los años han transcurrido y mi soledad me devora,
¿Qué puedo hacer? ¿Para dónde voy? Mis hijos se han alejado para formar su
propia familia y de mí se han olvidado…
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